lunes, 3 de diciembre de 2007

Lecciones del 2D: Ni triunfalismo ingenuo, Ni derrotismo pesimista.

Pedro Rodríguez Rojas

(prodriguezrojas@hotmail.com)

Son tantas las lecturas que se le pueden dar a los resultados de este 2 D, desde las posturas más radicales y a mi modo de ver las más ingenuas, desde un sector del chavismo para los cuales esto fue sólo producto de la manipulación mediática o desde la oposición quienes asuman una postura triunfalista y vean esto como aviso cierto del principio del fin del chavismo. Para quien escribe, lo más importante es haber amanecido el 3 D con un país en absoluta calma, que la población cívicamente haya ido a votar, quienes así lo quisieron hacer, en total normalidad. Esto es manifestación de la madurez del pensamiento democrático del venezolano. Tanto a nivel nacional como internacional ha quedado claramente reconocido el respeto institucional a los órganos democráticos, después de oír a tantas personas hablar de la crisis de la democracia, de las supuestas pretensiones dictatoriales, vimos como fue respetada la participación popular y como por primera vez en el país el pueblo venezolano pudo debatir abiertamente a favor y en contra de una propuesta de reforma constitucional y al final triunfó –aunque con muy pequeño margen, pero triunfó- quienes rechazaban las propuestas de reforma. La zozobra pre-electoral, el ambiente de caos que de ambas partes se generó, fueron desalentadas por la posición cívica del electorado, pero también hay que reconocerlo por los lideres de la oposición que impusieron los canales democráticos al terrorismo y por parte del gobierno que aceptó rápida y gallardamente la derrota. Existe la razonable duda sobre: ¿Si la oposición hubiese perdido por un margen similar habría reconocido por igual la derrota? ¿Tendríamos la calma que hoy existe en el país?

Es ilusorio pensar que tres millones de personas dejaron de votar por Chávez (en comparación al 2006) ya sea porque manipularan al pueblo por los medios de comunicación o por creer que en apenas un año Chávez perdió un 40 por ciento de popularidad. A nuestro modo de ver, además del desconocimiento de la propuesta, la evidente manipulación, es necesario estar conciente que desde el inicio el procedimiento, la forma como fue planteada la reforma no fue bien recibida por la mayoría del país, el no poder responder a cada una de los artículos puntuales sino en bloques, la evidente manipulación de otorgar unas concesiones sociales a cambio de apoyar la reelección inmediata, entre otros puntos, fue rechazada por la población. Pero también hay que tener en cuenta el contexto, de algunos errores claramente cometidos por el gobierno en este año, donde no se han agudizado problemas fundamentales- como los de seguridad, desabastecimiento, corrupción- y se ha agudizado el discurso frontal y a veces claramente intolerante y prepotente por parte del Presidente de la Republica. No se trata ahora de salir a reivindicar los viejos pactos y acuerdos entre élites, pero si el necesario reconocimiento a los OTROS como legítimos OTROS. Ya basta de achacarle todos los males del país al imperialismo y a los pitiyankis nacionales, es cierto que juegan un papel en la contra-revolución pero es necesario reconocer los profundos errores y contradicciones de nuestro proceso revolucionario. Esta derrota debe entenderse como una situación normal, una lección dentro de la construcción de la revolución bolivariana. Las derrotas, aunque dolorosas, a veces son necesarias porque sacuden las mentes, quiebra los reduccionismos, golpea la prepotencia, se aprende a no subestimar al adversario, la realidad se hace mas compleja, y requiere mas cerebro para entenderla y no puras emociones. No puede haber derrotismo pesimista, despechos inconsolables que bloqueen la razón, ni esperarse a ver qué pasa. La reorganización, la autocrítica, el reflexionar a fondo sin complejos, sin externalidades y corregir los evidentes errores cometidos es lo correcto. El socialismo no se hace realidad porque así se disponga desde las altas esfera del poder, no se decreta, se construye con el pueblo en la práctica diaria, en el humanismo, en el trabajo creativo y libre de explotación, en la educación y la cultura no enajenada y para la liberación. Buena parte de los temas propuestos en la reforma siguen en pie, son logros a alcanzar, por otras vías, quitando y/o agregando, pero sigue siendo el camino.

Uno de los asuntos que se manejó muy mal fue la situación universitaria y particularmente el movimiento estudiantil, hemos dicho en otras ocasiones que el gobierno no había tenido tacto y una política clara hacia estos sectores, el ofrecimiento propuesto en la reforma como lo son el articulo 103 y 109 llegaron tarde, cuando ya se había confrontado el animo estudiantil, que como pólvora se levantó en todo el país. La victoria del No es fundamentalmente un reconocimiento al papel de los jóvenes, quienes impulsaron un movimiento a nivel nacional más fresco y motivaron al electorado cansado de ver una oposición desarticulada, sin proyecto y a un gobierno ciertamente prepotente.

Pero también es falso e ingenuo que con este resultado electoral se de por hecho que es el comienzo del fin del chavismo y mucho menos de la revolución Bolivariana. No deben tener falsas expectativas de ilusionarse los líderes de la oposición con esta victoria, la misma oposición que ha tenido fracaso tras fracaso, creer que sin haber hecho nada, “de la noche a la mañana” el pueblo los apoya, no creo que sea la lectura más correcta y sería un torpe error por parte de la oposición seria del país. Lo que si quedó demostrado es que Chávez no es Dios (como lamentablemente creen muchos chavistas) y que es derrotable. No nos olvidemos que Chávez surge como líder social a partir de la derrota militar de 1992. Esto es bueno para todos, para los que creemos en el proceso revolucionario, para quienes creen que es imposible imaginarse algún día la revolución sin Chávez y pareciera un pecado el solo pensarlo, como si estuviéramos hablando de teología, del cristianismo sin Cristo. Chávez es y seguirá siendo por algún tiempo el líder fundamental de este proceso, pero no es eterno y la alternabilidad es una necesidad política. Esto debe profundizar la revolución en el surgimiento de ideas y propuestas y no en la idolatría. Es bueno para que surjan, tanto en la oposición como en el proceso, nuevos lideres, gente joven, con ímpetus, pero fundamentalmente formados para asumir los compromisos del nuevo país que se está transformando, del país que no tiene vuelta atrás. Porque lo mas ingenuo es que algunos crean que esta derrota electoral va a representar retrocesos y mucho menos el retorno al sistema político sustituido y cuyas desviaciones hizo posible la llegada de Chávez al poder. La transformación revolucionaria y los logros alcanzados no se los quita ya nadie a los venezolanos, así Chávez le entregue en el 2013 -o antes- el gobierno a un líder de la oposición. El poder popular ya ha sido alcanzado, no tiene retorno. El país ha cambiado y lo ocurrido el 2D es una demostración de ello.

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