lunes, 30 de abril de 2007

Tesis sobre el Socialismo Revolucionario*

Carlos Lanz Rodríguez

* Ponencia para el plenario “Socialismo: el proceso emancipatorio en el siglo XXI.” presentada en la III Conferencia Internacional "La Obra de Carlos Marx y los desafíos del Siglo XXI",La Habana, del 3 al 6 de mayo de 2006.

En la actual coyuntura histórica que vive la revolución bolivariana, se viene profundizando su contenido programático en la perspectiva del Socialismo del Siglo XXI, tal como lo ha planteado el Comandante Hugo Chávez. En esa dirección, diversos colectivos revolucionarios venezolanos, desde el mes de Septiembre del 2005, hemos venido realizando un conjunto de jornadas de discusiones en torno a esta temática en diversas regiones del país, asumiendo la responsabilidad de sistematizar el proceso de elaboración que ha surgido de ese debate. Como producto de dicho esfuerzo hemos elaborado casi 50 enunciados en torno al socialismo, asumiendo el estilo de tesis. En ocasión de nuestra participación en esta III Conferencia Internacional sobre la Obra de Carlos Marx, hemos querido aportar para este evento una parte de dichas tesis, ciñéndonos al espacio que nos otorgan los organizadores.

TESIS N 1

Caracterización del régimen de producción capitalista y el Socialismo Revolucionario

Nuestro punto de partida es el reconocimiento del régimen de producción capitalista, como un sistema que se sostiene sobre la EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO, LA OPRESIÓN POLÍTICA Y EL DOMINIO CULTURAL. Este entramado de la dominación posee su raíz histórica en las RELACIONES DE PRODUCCION, es decir, son producto de condiciones económicas y sociales muy particulares. Surgen cuando el trabajador fue separado de los medios de producción y de subsistencia, separando la producción social de la apropiación del producto, la cual fue a parar a manos privadas tal como ocurre en el capitalismo.. En esta separación lleva consigo a otros divorcios:

  1. Distancia entre las actividades manuales e intelectuales, contradicción entre la teoría y la práctica como producto de la división social del trabajo.
  2. Diferencia entre la esfera estatal (derecho o formalismo jurídico) y la vida cotidiana. Separación entre dirigente y dirigido.
  3. Escisión entre la sociedad política y la sociedad civil.
  4. Contradicción entre la democracia política y la democracia económica.

Cualquier proyecto liberador anti-capitalista necesariamente tiene que destruir la sustentación o base del capitalismo desde una perspectiva global:

  1. Emancipar el trabajo de las relaciones de sumisión: producción de plusvalía, máxima ganancia, mercantilización, división del trabajo.
  2. Superación de la enajenación política a través del ejercicio de la democracia directa y desarrollo de nuevas formas de participación, lo cual implica eliminar la división social del trabajo.
  3. Reabsorber la sociedad política en la sociedad civil, construyendo un nuevo nexo entre el Estado y el ciudadano por la vía de la democracia directa.
  4. Construcción de una nueva hegemonía que permita superar la alienación consumista, el monopolio del saber, la estética de la mercancía.

Esta tarea histórica es la que asignó Carlos Marx al periodo de transición conceptuado como SOCIALISMO REVOLUCIONARIO, tal como lo planteó expresamente en su texto “CRITICA AL PROGRAMA DE GHOTA”:

Eliminar las clases sociales y sus conflictos.

Suprimir todas las relaciones de producción en que estas descansan.

Liquidar todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción.

Subvertir todas las ideas que brotan de esas relaciones sociales.

En este régimen político-social, como transición, está signado por los rasgos de la autogestión de los asuntos públicos:

  1. Posesión por parte de los trabajadores de la propiedad de los medios de producción, limitando progresivamente la mediación del Estado.
  2. Los productores directamente se apropian del producto de su trabajo.
  3. Desarrollo de la democracia directa y de los mecanismos de la planificación participativa, con una lectura anti-burocrática.
  4. Responde a una etapa donde predominan relaciones de producción no capitalistas.
  5. Batalla de ideas y cambios actitudinales en el conjunto de la población.
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jueves, 26 de abril de 2007

Interrogantes de los ejes programáticos para los procesos de co-gestión


Carlos Lanz Rodríguez.

1.- REDEFINICIÓN DEL MODELO DE DESARROLLO

a.- ¿Crecimiento económico o desarrollo humano integral?

b.- ¿Capitalismo de Estado o transición rumbo al Socialismo?

c.- ¿Exportaciones tradicionales (desarrollo exógeno) o diversificación de la producción aguas abajo (desarrollo endógeno)?

d.- ¿Dependencia de traders y carteles o desarrollo de nuevos productos y mercados?

e.- ¿Concentración territorial u ocupación integral del territorio?

g.- ¿Exclusión o inclusión social?

f.- ¿Depredación y contaminación ambiental o industria limpia – sostenible?

h.- ¿Profundización de las transformaciones o cambiar para que nada cambie?

i.- ¿Reforma o revolución?

2.- CONSEJO DE FÁBRICA Y REESTRUCTURACIÓN INTERNA DE LA EMPRESA

a.- ¿Reproducción de la burocracia o ejercicio de la democracia de los trabajadores?

b.- ¿Sindicalismo tradicional que se remite sólo a la lucha económica o movimiento obrero que asume roles de sujeto político, jugando papeles de dirección en la fábrica?

c.- ¿Perpetuación de la división del trabajo taylorista o cambio en la cultura organizacional de la empresa?

d.- ¿Continuación con la lógica mercantil de las Compañías Anónimas - Sociedad Anónima o cambios en los estatutos internos en la perspectiva socialista?

d.- ¿Gerencia paternalista y jerárquica o simplificación y aplanamiento de las nuevas estructuras?


3.- ARTICULACIÓN CONSEJO DE FÁBRICA Y CONSEJOS COMUNALES

a.- ¿Divorcio con el entorno social inmediato o acción solidaria con la comunidad?

b.- ¿Disfrute egoísta de reivindicaciones y beneficios o incorporación al desarrollo de la región?

c.- ¿Asistencialismo y acción caritativa o promoción de la economía popular (cooperativas, EPS)?


4.- HUMANIZACIÓN Y REDUCCIÓN DE LA JORNADA DE TRABAJO

a.- ¿Tecnocracia o emancipación del trabajo?

b.- ¿Intensificación de la explotación o conquista de tiempo libre-ocio creador?


5.- ADECUACION TECNOLOGICA Y AMBIENTAL

a.- ¿Tecnología “llave en mano “ o adecuación e innovación con soberanía productiva?

b.- ¿Neutralidad de la ciencia y la tecnología o ciencia con conciencia, ciencia con pertinencia social?

c.- ¿Producción y productividad como fines en sí mismo o desarrollo sustentable?


6.- CAMBIO ACTITUDINAL Y PROCESO DE FORMACIÓN PERMANENTE

a.- ¿Cambio de apariencia o transformaciones en el modo de vida?

b.- ¿Decretos e imposiciones o formación en valores?

c.- ¿Empleo como sobrevivencia o identidad y ética en el trabajo?

d.- ¿Mercantilismo o cultura del trabajo solidario?

c.- ¿Entrenamiento o formación continua?

lunes, 23 de abril de 2007

La propuesta feminista para el siglo XXI: que se cumplan las leyes del siglo XX


Gioconda Espina

El socialismo del siglo XX no ocurrió, son cosas suyas


Tal y como yo lo veo, mientras un grupito de intelectuales escribimos un artículo para una revista académica, nos reunimos cada quince días, intercambiamos correos electrónicos sobre “el significante vacío” del que habló Ernest Laclau en Caracas, damos unas conferencias y participamos en dos que tres seminarios universitarios sobre lo que entendemos por socialismo del siglo XXI y lo que nos gustaría que fuera (una “democracia radical”, podría decir yo con Laclau), los únicos socialistas que vienen del siglo XX y sobreviven en el XXI, convencen a nuestra dirigencia de su propuesta: un líder carismático y con apoyo popular al frente y un partido revolucionario único, unitario o unido (el matiz es poco visible en la práctica) que organice el poder popular que se fusionará con el Estado. No es necesario que ese líder no haya bajado de la Sierra Maestra con una docena de comandantes guerrilleros y ponga en volandillas a un dictador. Tampoco es imprescindible que el partido se llame como el de Fidel, Partido Comunista de Cuba. La propuesta puede adaptarse y para demostrarlo debe hablarse de una vez de socialismo del siglo XXI, esto es, un socialismo inédito, el primer socialismo de este siglo que recién comienza.

Así que los cubanos son los únicos que tienen la experiencia de socialismo real en esta parte del mundo y, por cierto, han sobrevivido después del muro demolido gracias a una estrategia que coincide con la diseñada por los comunistas venezolanos en el IV y V Plenos del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela, los días 21 de diciembre de 2006 y 18 de enero de 2007. Se dirá que son pocos los comunistas, que son menos que el PPT y mucho menos que ese “aluvión” que es el MVR. Se dirá que apenas tienen a un vicepresidente de la AN (Roberto Hernández) y a un ministro (David Velásquez). Pero, al recordar esas cifras, demostrarán que desconocen lo que es un “partido de cuadros”, algo que los camaradas venezolanos ---quizás con la presencia de algunos invitados del PC de Cuba-- sí plantearon en ambos plenos. Un amigo comunista me decía hace unos días, a propósito de la discusión acerca de si el PCV se disuelve o no dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (uno de los nombres que se le daba a la idea lanzada por Hugo Chávez el 15-12-2006 en el Teatro Teresa Carreño), que su opinión era que sí debían irse a un PSUV, porque en un “aluvión” conformado por mucha gente de izquierda pero también por muchísima gente que vienen de AD y COPEI, con tanta gente sin mayor formación política, unos pocos comunistas podían acelerar el trabajo ideológico en la transición al socialismo. En el momento en que escribo esto no se ha celebrado el XIII Congreso Extraordinario del PCV, que discutirá el punto, pero leyendo la Tesis programática del XII Congreso Nacional del PCV, es claro que la decisión va a ser sumarse al PSUV y transformarlo en algo menos “aluvional” y que Gerónimo Carrera (que se oponía al principio a la fusión) no impondrá su punto de vista.


La mayoría de los intelectuales que discutimos de qué se trataría el socialismo del siglo XXI según Chávez, no provienen como quien esto escribe de la Jotacé (JCV), de manera que no podrían sentir ese olor a naftalina que sentí al leer la tesis programática, tan similar a la del sobreviviente PCC y a los de los ahora mermados partidos comunistas del mundo. Hablando del partido que tomaría las riendas con el Presidente Chávez al frente, en la que llaman “transición al socialismo”, se plantean como PCV (punto 14 de la tesis) crear los “Consejos de Trabajadores, como expresión unitaria de estos, por encima de su condición gremial o sindical (…) expresión del poder popular que incluso trascienda el ámbito de los lugares de trabajo para que influyan en los de vivienda y en los territorios de los consejos comunales” ( PCV, 2007: p.2, en www.jovenguardia.org ). Todo ello debe hacerse con celeridad, dada la amenaza de contrarrevolución protagonizada por la oposición que se reagrupó en vísperas del 3 de diciembre, que no cesará –apoyada por los gobiernos de EEUU y sus aliados en la zona, Uribe y García; así como por algunos europeos—en intentar la desestabilización, advierten.

No puedo siquiera imaginarme lo que habrán pensado en medio de los plenos IV y V, comunistas como María León, Presidenta del Instituto Nacional de la Mujer desde su creación, obrera del sector químico y lideresa de la CUTV, de esos consejos de trabajadores que pondrían a la clase obrera en el sitial de motor de la revolución socialista. El 5 de febrero de 2005, hace dos años, había afirmado a su entrevistadora en la página de la JCV, que en el futuro había que pensar en nuevos empleos, no en la industria, ya tan tecnificada que no requería más trabajadores, por lo que le parecía que esos nuevos empleos estaban “En el cuidado de las personas, los niños, los ancianos, los enfermos mentales; en la custodia del medio ambiente, en la regeneración (sic), en la diversión, en la cultura, en el canto, ahí (…) no en las empresas (…) algún día todos saldremos de ahí, de la industria”. Entonces la periodista emocionada la completa: “¡¡Sí, vamos a trabajar en la felicidad y en la satisfacción de las necesidades del ser humano que es el comunismo!!” (María León, 2005, en www.jovenguardia.org ). Por cierto, León habla de nuevos empleos en los que siempre han sido los trabajos de las mujeres, trabajos no remunerados desde luego. La diferencia estaría, pues, en la paga por ese trabajo y la pregunta es si eso no excluiría más a las mujeres de trabajos mejor remunerados y más gratificantes intelectualmente, en los que en cambio los patronos preferirán contratar a los hombres dado que “el cuidado” siempre ha sido trabajo de mujeres, de manera que tienen más experticia en ello. Esta posición de León no es sólo suya, es una posición compartida por varias feministas, como las de la Huelga Mundial de Mujeres, con sede en Londres, una organización que siempre participa en el Foro Social Mundial y que ha publicado recientemente un folleto sobre la experiencia del Banco de Desarrollo de la Mujer de Venezuela, presidido por otra marxista (aunque no militante del PCV, como León), Nora Castañeda. Y es la posición de teóricas muy importantes, como Victoria Camps en España y Carol Gilligan en EEUU. ¡¡A ver si la propuesta para las mujeres en el socialismo del siglo XXI termina coincidiendo con la corriente retro que promueve devolver a las mujeres a sus casas, su barrio, la lactancia materna exclusiva y el cuido de menores, enfermos y ancianos en el hogar, como si el siglo XX no hubiera ocurrido!!


Pero volvamos la tesis del PCV ¿Hay una clase obrera en Venezuela que pudiera convertirse en motor de la revolución socialista a partir de la creación de esos consejos de trabajadores y trabajadoras que se proponen los camaradas en el IV y V pleno? ¿O es María León, la ex dirigente de la CUTV la que acierta con el pronóstico? Lo único reciente que ha sido visible de los trabajadores reunidos en la UNT es un conflicto entre dos de sus líderes, reseñado por la televisión a propósito de la cancelación de la concesión a RCTV en mayo de 2007, que afectaría a las familias de unos 3 mil trabajadores. Ningún sindicato o trabajadores no sindicalizados han “parado” ninguna empresa para lograr reivindicaciones específicas en los últimos años. En realidad, apenas un 30% de los trabajadores estaban sindicalizados cuando aún existían cuatro centrales obreras (CTV, CODESA, CUTV y CGT) y después de los acontecimientos de 1992 (golpe de Estado en abril y paro petrolero y empresarial en diciembre), en los que la CTV tuvo papel protagónico (su presidente Carlos Ortega estuvo al frente), no se ve ninguna actividad importante de trabajadores provenientes de esas cuatro centrales; pero tampoco de la UNT chavista. Quizás los camaradas deberían replantearse esos consejos de trabajadores como refundadores de una clase obrera del tamaño que sea posible hacerla, dada la tecnificación creciente de la que habla María León, y no plantearse “conquistar el movimiento sindical para adecentarlo” ¿a cuál se referirán, al extinto o a UNT o a otro que desconocemos los lectores de prensa?

“Depurar”, “adecentar”, “dignificar”…

Los camaradas convencidos de su pureza y, por tanto, de su papel depurador de la escoria, lo tienen clarísimo: “partiendo del carácter antiimperialista y el rumbo socialista de esta revolución, el partido socialista unido debe fundamentarse en el marxismo (…) porque sólo el marxismo da respuestas científicas a la búsqueda de estrategias para derrotar al capitalismo y construir una sociedad socialista”. El partido debe ser leninista, “sin fisuras ni fracciones”, nada de “híbrido de organizaciones partidistas”, aunque aceptan que al principio serán inevitables las actuaciones de grupos, corrientes y facciones Debe ser un partido de los mejores cuadros y por esto no será muy numeroso; las exigencias para entrar permitirán “la depuración de las fuerzas revolucionarias de arribistas, burócratas, corruptos”. Sin embargo esos cuadros se irán “masificando al calor de las luchas de clases”. Será un partido que practique la crítica y la autocrítica, así como el centralismo democrático. El partido será, repiten más de una vez, uno de la clase obrera porque aunque entren personas de “otras clases y capas (sic)” de la sociedad, siempre lo harán en defensa de los intereses de la clase obrera. Nunca podría ser un partido policlasista, pues los intereses frente al capital se contradicen; y debe ser un partido internacionalista, pues la clase obrera debe apoyarse a lo largo del planeta en su lucha antiimperialista. Desde luego, en este punto se impone la pregunta de cuántas federaciones sindicales “a lo largo del planeta” se plantean en 2007 la lucha antiimperialista como reivindicación común de los trabajadores. Esta lectora se siente en el túnel del tiempo, mucho antes de 1989.


Pero también definen las que consideran los rasgos generales de un socialismo del siglo XXI y que, ni una línea más ni una menos, corresponden al socialismo del siglo anterior: socializar la propiedad de los principales medios de producción, sin excluir la posibilidad de la propiedad social (cooperativas, autogestión, cogestión, etc) ni la privada; amplias libertades políticas y civiles que permitan al pueblo tomar sus decisiones y concretarlas; promoción de la fusión del poder popular con el Estado; una revolución cultural que tenga el marxismo como centro, así como a otras fuentes del pensamiento revolucionario y progresistas, nacional e internacional; una vanguardia revolucionaria que guíe al pueblo; “despliegue de los mecanismos de defensa militar y político de las conquistas revolucionarias (p.7). Dada la fecha de realización del último pleno, debemos resaltar la cercanía de decisiones cónsonas con esta descripción de los rasgos generales del socialismo del siglo XXI para los camaradas: la nacionalización de la Electricidad de Caracas y sus filiales, de la compañía telefónica CANTV y de las empresas mixtas para la explotación de la faja petrolífera del Orinoco, fueron anunciadas por el Presidente y puestas en práctica de inmediato. La vanguardia que guíe al pueblo, fue anunciada por el Presidente antes de los dos plenos, el 15 de diciembre de 2006, adelantando que podría llamarse PSUV, un partido que disolvería la sopa de letras de los partidos aliados (MVR, PPT, Podemos, etc). La existencia a partir de los acontecimientos de 2002 de un ejército de reserva, así como el ofrecimiento en acto público de armar a los integrantes del comando Miranda (de profesionales y técnicos), son apenas dos de los mecanismos para la defensa del proceso a los que se refieron los camaradas en los dos plenos


¡Sólo Chávez salva!

Para los efectos de nuestra reflexión debemos destacar que nunca se habla de las mujeres específicamente en la tesis del PCV, sólo se menciona a “trabajadores y trabajadoras” en los consejos (p.2) y, al final de la tesis, de los “hombres y mujeres” que deben tener el perfil adecuado para entrar al partido (p.7). Pero tampoco otro sector distinto a la clase obrera es considerado en el programa de acción a corto y mediano plazo ¿Algo nuevo bajo el sol? Quizás una comunista “sin fisuras”, como nuestra amiga María León, podría remediar esa falta de especificidad sobre el futuro de sectores de la población que no sean la clase obrera; pero no lo hace. Al contrario, responsabiliza de lo que se empezó a hacer y no se continuó, así como de lo que no se hizo a favor de las mujeres desde 1998 hasta hoy, a factores externos al gobierno del Presidente Chávez. Peor aún es que considere que sólo Chávez podría hacer por las mujeres lo que las mujeres no han podido hacer por sí mismas, ni siquiera ella que está al frente del Instituto Nacional de la Mujer, que habría creado para el momento de la entrevista, dice, cerca de quince mil puntos de encuentro. Una vanguardia comunista debe guiar al pueblo, dice la tesis del PCV del 2007, y Chávez debe guiar a las mujeres, decía León dos años antes.

Cuando María León se refiere a los logros del proceso bolivariano que comenzó en 1998, habla del capítulo V de la Constitución del 99 referido a los derechos sociales y de las familias, en el cual se recogen las propuestas que hizo el Consejo Nacional de la Mujer, CONAMU. Particularmente destaca la aprobación del art. 76 del capítulo V, que consagra el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. En verdad, el artículo 76 lo que dice es que “El Estado garantizará asistencia y protección integral a la maternidad, en general a partir del momento de la concepción” (ANC, 1999: 28), que fue la manera que los constituyentes y sus asesores lograron decir que el Estado no se inmiscuye en la decisión sobre si se va a concebir o no. De todas formas, las iglesias no dejan de plantear cada vez que pueden el asunto de que hay concepción en el momento en que un óvulo es fertilizado.

También se refiere León al art. 88 del mismo capítulo V, que reconoce el valor del trabajo realizado por las amas de casa sin remuneración alguna y el derecho a recibir “seguridad social de conformidad con la ley” (Ibíd.: 32). El tercer logro del proceso es la feminización del lenguaje en la redacción de la Constitución. El cuarto es la creación de los puntos de encuentro y el quinto es la lucha por el 50-50% sugerida el 1-4-2005 por el CNE.

A los y las camaradas hay que leerlos entre líneas. No sólo atender a lo que las líneas contienen sino lo que no dicen. En la tesis que resulta de los dos plenos ni por equivocación se hace la menor inferencia acerca de lo errores cometidos por el socialismo del siglo XX que cayó sin la menor queja de los pueblos de esos países, supuestos beneficiarios de la vanguardia “pura, decente y digna” que los guiaba. No dice León que no sólo el documento del Conamu llegó a la ANC sino muchos, solicitados y recibidos por la coordinadora de la mesa de “Familia, Mujer y Juventud”, Blanca Nieve Portocarrero. Pero hay más, todos esos documentos, incluido el de Conamu, sumaba las solicitudes acumuladas desde 1958 por las mujeres organizadas; y esas mujeres provenían de los partidos de la IV República y de los grupos feministas que se hicieron visibles en Venezuela en el año 78. No fue el Conamu esclarecido el que se hizo oír en la ANC, fueron las mujeres venezolanas organizadas desde el año 36 las que fueron convocadas por Portocarrero a la ANC y se hicieron oír.


Por otra parte, desde el 99 hasta hoy ninguna ama de casa que no sea titular o carga de un titular de un seguro ha recibido los beneficios de la seguridad social. Mucho menos esa pensión o prestación dineraria a la que ella se refiere (ahora ratificada en la Ley Orgánica de Seguridad Social, aprobada en diciembre de 2002 y en la Ley de Servicios Sociales, aprobada en 2005). Reconoce León en la entrevista que es una deuda del Estado, de la Asamblea Nacional, del Ejecutivo y del movimiento de mujeres, pero ni por asomo dice que la aplicación de las leyes es responsabilidad primera de la instancia creada por el Estado para estar pendiente de las políticas dirigidas hacia las mujeres, es decir, del Instituto Nacional de la Mujer. Agrega León que las mujeres deberían una vez al mes hacer un piquete frente a la AN solicitando la pensión del ama de casa, pero ¿Quiénes están más autorizadas y capacitadas para hacerlo que las mujeres del área metropolitana de esos 15 mil puntos de encuentros que menciona a su entrevistadora? En cambio, el 8 de marzo de 2006, día internacional de la mujer trabajadora, en lugar de marchar hacia la AN a solicitar la pensión del ama de casa, los puntos de encuentro marcharon a la embajada de EEUU a protestar por la guerra en Irak, una consigna que había lanzado el Presidente semanas antes, en el programa dominical “Aló Presidente”. Se podrá decir que María León ha estado con problemas de salud para tomar estas decisiones a las que acabo de referirme, pero nada justifica que no se haya rodeado de un grupo de ejecutivas de sus directrices ni que, a falta de un equipo con conciencia feminista y con prioridades claras, le eche la culpa del fracaso del artículo 88 a las mujeres en movimiento.

Por cierto, al que llama movimiento de mujeres (he insistido en que no existe tal cosa en Venezuela, sino mujeres en movimiento) lo define como “pequeño”, “elitesco”, mientras que la revolución ha incorporado hoy hasta “once mil mujeres (sic)”. No quiero insistir en que de ese pequeño grupo de mujeres en movimiento salieron todas las

proposiciones recogidas en el capítulo V, ni tampoco recordar que la misma María León formaba parte de ese grupo elitesco que, entre otras cosas, asesoró a las diversas presidentas de la instancia para las mujeres (nominada de distintas formas en distintos gobiernos) durante la IV República. Más bien quiero enfatizar que el número nunca ha significado conciencia feminista o de género, como dice a su entrevistadora. Si por número fuera, y parafraseándola, ya las “once mil” hubieran logrado la pensión para las amas de casa mayores de 55 años y en edad de jubilación. El problema es de formación para la concientización de la desigualdad por razones de sexo, problemas que nunca ha sido prioridad en los puntos de encuentro, pues la prioridad siempre es el próximo proceso electoral. Pero nuestra amiga prefiere decir que si las mujeres se mueven detrás del Presidente en cualquier acto de masas y no por las reivindicaciones de género es porque el concepto de género es muy académico, muy universitario, muy difícil de entender y que por eso en el Inamujer han pensado en hacer una especie de cartilla llamada “El ABC del género”, con lo cual ---vamos a ser serias—reafirman el concepto académico. ¡Podrían hacer el ABC de las mujeres contra todo tipo de discriminación, digo yo!

Para nuestra amiga, fuera de las mujeres chavistas no hay nada. Sin embargo, en las discusiones de las leyes aprobadas durante estos 8 años, las mujeres de Inamujer han sido unas invitadas más de las comisiones de la AN, de las mujeres de las ONG y de los centros de estudios de la mujer en las universidades que han tomado la iniciativa y opinado sobre esos textos. Al menos, así ha sido en relación a la Ley Orgánica de Seguridad Social, en la Ley de Servicios Sociales y en la Ley sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Para María León las únicas mujeres organizadas son las del MVR (Fuerza Bolivariana de Mujeres), las del PPT (Movimiento de Mujeres “Manuelita Sáenz”) y las del PCV (“Clara Setkin”), las cuales ---en consonancia con lo que dos años propondría Chávez para los partidos que lo apoyan, deberían hacer un frente único, dice, tipo FDIM en Cuba: “ellas tienen que dignificarse y converger en una sola organización”. El asunto es que ni ella ni el Inamujer ni Dios mismo podría unirlas, sólo Chávez podría hacerlo: “él es quien puede aquí convocar; él es quien puede llamar a la unión; él es la única persona respetable (…) unir a las mujeres es una tarea del Presidente Chávez”. Pareciera que este será el único deseo que

se le cumpla a María León, pues al ponerse el PSUV, también las militantes de los tres partidos quedarán adentro del partido único, unitario o unido que está por crearse.


La propuesta feminista para el siglo XXI: que se cumplan las leyes del siglo XX

Una esperaría que al menos las feministas que no militan en el PCV que estén debidamente informadas del socialismo real, comenzaran a hacer propuestas para el siglo XXI haciendo declaración expresa de que no esperan para Venezuela lo que las mujeres han experimentado en esos países. Una esperaría que ratificaran --como hacen hasta hoy día las más connotadas feministas ilustradas-- más libertad, más igualdad y más solidaridad con las mujeres, esto es, ampliar y radicalizar la democracia para que las mujeres vivan mejor y más seguras, independientemente de su edad, su estado civil, su orientación sexual, su clase, su etnia. Una esperaría que, al menos, declararan que lo que esperan es algo diverso a los últimos años: menos declaraciones en el papel y más resultados. Sorpresivamente, algunas terminan coincidiendo con los camaradas del IV y V pleno del PCV y con la compañera María León y, simplemente, hacen caso omiso de la historia que comenzó en 1917 en Rusia y culminó a fines de la década de los 80, sin practicar esa crítica y autocrítica que solicitarán los comunistas venezolanos a los militantes del PSUV por constituirse. Parece que desearan que nada de eso hubiera pasado para las mujeres en el socialismo real, que las “jineteras” cubanas no existieran. Parece que desearan que todas olvidáramos. Pero no basta con los deseos. La realidad es terca y la memoria casi tan terca como la realidad.

Muy pocas feministas se han pronunciado hasta ahora. Una de ellas comienza su reflexión hablando de que gracias a la globalización posterior a la caída del bloque soviético, “parecía como si hubiera un sólo modelo viable de organización: el neoliberal” (Alba Carosio, en www.rebelion.org). Es cierto lo que afirma en la segunda parte de la oración, pero no podemos dejar de preguntarnos sobre lo dicho en la primera parte: ¿por qué sería esa caída de los países del bloque soviético y, más específicamente, cuál fue el papel de las mujeres en esa caída, qué han escrito ellas durante y después del proceso? ¿Por qué sería que el bloque cayó sin ninguna protesta de los pueblos y, más bien, con alborozo muy pronto seguido de una nueva desilusión por el capitalismo triunfante? Que el capitalismo no haya cubierto las expectativas de los más alborozados con la caída del bloque, no significa que en aquellos países lo anterior fuera mejor para el ejercicio de la libertad, para la igualdad por razones de sexo y, como saben bien en la antigua URSS y en las Balcanes, para la igualdad por razones de etnia y religión. Los conflictos estaban bajo control pero claramente vivos y coleando.

Si bien es cierto que “el capitalismo neoliberal se apoya en el patriarcado” (ID) también lo hace el socialismo real, puesto que lo que llamamos patriarcado se instaló desde el comienzo mismo de lo que llamamos civilización, por una necesidad de hacer pacto social los hombres de los primeros clanes o tribus, que resolvieron intercambiar a las mujeres propias a cambio de las ajenas. Mujeres con valor de cambio, como monedas. Mujeres objetos valiosos por su capacidad para reproducirse y convertir la sangre en leche, para estupefacción de los hombres primitivos, rendidos ante tanto prodigio. Ya no hay necesidad de poblar el planeta y de sostener la paz entre clanes intercambiando a las mujeres, pero quedó entera la ley que llamamos patriarcal, la ley que prevé la subordinación de las mujeres a los hombres de su casa, de su trabajo, de su partido, de su país.

No sólo ha sido cosa del capitalismo no considerar el valor económico y social del trabajo de crianza y del hogar, eso que ahora se llama “el trabajo del cuidado” secularmente a cargo de las mujeres; tampoco en los países socialistas se ha tomado en cuenta. No hay art. 88 en la Constitución cubana. Ni lo hubo en Nicaragua. Por otra parte, la existencia en el papel del art. 88 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, no ha logrado que una sola ama de casa haya cobrado una pensión que, por lo demás, no quedó explícita en el artículo y que sólo por voluntad política de los legisladores, quedó ratificado en la Ley Orgánica de Seguridad Social y en la Ley de Servicios Sociales. La pensión del ama de casa es, por ahora, pura letra.

Si es verdad que hay feminización de la pobreza en el capitalismo, también es verdad que las más pobres entre los pobres de los países socialistas siempre fueron las mujeres. Y si es cierto que las redes de prostitución en los países capitalistas llevan al límite la concepción de la mujer como objeto desechable de placer, es trágico saber, como sabemos, que ya en Europa no hallan cómo frenar las redes de prostitución controladas e integradas por chulos y jóvenes educadas en los países comunistas de Europa del Este, en esa ideología que desde 1917 tenía que haber forjado puros hombres y mujeres “nuevos”, más o menos impermeabilizados para tanto vicio capitalista al que se entregaron, por las mismas razones que se entregan en los países en las que no hay experiencia socialista alguna.

En lo que Carosio se separa de los camaradas podemos coincidir con ella. La revolución cultural que ella propone no es una centrada en el marxismo, como la que propusieron los camaradas en diciembre de 2006 y enero 2007, sino una “que permita la construcción de una nueva manera de ser mujer y ser hombre”, que es una “revolución de la vida cotidiana” que incluya una “nueva socialización del trabajo doméstico” que debería ser compartido por todos los miembros de la familia y debería recibir los “necesarios apoyos sociales”. Una propuesta que ya había hecho August Bebel a fines del siglo XIX, que las feministas socialistas siempre defendieron en los programas de gobierno y que ningún país comunista pudo satisfacer, como queda dicho, pero que sigue siendo una propuesta razonable, a la que la autora agrega lo contenido en el art. 88 de la Constitución vigente: el trabajo en el hogar debe ser incluido en los sistemas de contabilidad nacional y en los mecanismos de seguridad social. Yo podría agregar que, dado que Venezuela nunca tuvo tal volumen de ingresos petroleros como en la actualidad, una propuesta para el siglo que comienza es solicitar al gobierno una fuerte inversión para poner en marcha el sistema integral de seguridad social y el de los servicios sociales.

También sería una buena propuesta solicitarle al presidente que de inmediato, vía habilitante, cree los tribunales de violencia contra las mujeres previstos en la Ley sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (aprobada el 25-11-2006) y que decrete que el CNE no aceptará ninguna lista que no prevea que el 50 % de los puestos principales sean cubiertos por mujeres. Sí, como dice María León, “Dios está con Chávez”, entonces habrá que pedirle a Dios que habilite lo que en ocho años nadie en este gobierno ha podido poner en marcha. Esto es lo que las feministas deberíamos esperar del siglo XXI: democracia radical, para lo cual es urgente que se apliquen las leyes que ya existen y que --piensan las mujeres que las redactaron y no sólo las camaradas-- podrían mejorar las vidas de todas las mujeres si un día de estos las desengavetaran y las hacen cumplir.


Referencias bibliográficas

Asamblea de mujeres de todos los partidos reunidas el 16.11.2005. “El cuento de nunca acabar: de nuevo excluidas las mujeres de las listas a la AN”. Comunicado enviado por las redes de mujeres administradas por G. Espina y Gladys Parentelli.


CAROSIO, Alba. “Feminismo en el socialismo del siglo XXI”. En www.rebelion.org. Consulta realizada el día 12-2-2007.

ESPINA, Gioconda. “Asignaciones económicas para las amas de casa en estado de necesidad”. Artículo enviado por las redes administradas por G. Espina y Gladys Parentelli el 10-1-2006...

___________________. “Amnesia de lo reciente de las mujeres del Presidente”. Artículo enviado por las redes de mujeres administradas por G. Espina y Gladys Parentelli el día 15-2-2006.


___________________. “Tú sí, tú también, tú no, tú tampoco”…Artículo enviado por las redes de mujeres administradas por G. Espina y Gladys Parentelli el día 24 -3-2006

LEON, María (2005). “El socialismo del siglo XXI es el comunismo”. En: www.jovenguardia.org. Consulta realizada el 9-2-2007

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Socialismo y enajenación del trabajo

Carlos Lanz R.*

¿PUEDE CONSTRUIRSE EL SOCIALISMO PERPETUANDO LA ENAJENACION DEL TRABAJO?

(Aportes para el debate sobre el proceso de trabajo que debe imperar en el nuevo modelo de desarrollo)


Introducción

Cuando uno se pregunta ¿Cuál es el origen de la riqueza en el régimen de producción capitalista? Encontraremos diversas respuestas que corresponden a variados paradigmas e intereses en juego.

En tal sentido, podemos ejemplificar estas respuestas en el siguiente orden:

  • Los apologista y agentes ideológicos del capital, legitimando la apropiación privada del trabajo social, le dan a la ganancia este origen:

1.- Se trata del esfuerzo de los emprendedores, los cuales ahorrando y trabajando duro logran acumular riqueza.

2.- También se argumenta que la ganancia es un premio a la habilidad comercial, al cálculo y la astucia gerencial del capitalista.

  • Por otro lado, para la tecnocracia la ganancia surge de una combinación técnica de factores productivos, utilizados eficaz y eficientemente: maquinaria, equipos y recursos humanos.
  • Y finalmente, está la perspectiva de la crítica de la economía política marxista, donde se señala que el origen de la ganancia tiene su origen en la plusvalía o trabajo no pagado, es decir, la acumulación del capital se fundamenta en la explotación del trabajo.

Colocar la génesis de la ganancia en la explotación del trabajo, requiere romper con el sentido común, lo que en el terreno epistemológico hace obligante trascender la apariencia y no dejarse atrapar con el cuento de que se trata de una especie de remuneración al riesgo y al esfuerzo creador del capitalista, tal como se sugiere en el primer enfoque reseñado.

Las implicaciones de esta ruptura cognitiva, en otros trabajos (Proceso inmediato de producción y autonomía obrera ) lo hemos caracterizado de la siguiente manera:

“Para Marx todo del proceso que examinamos anteriormente está cruzado por un velo apariencial, siendo en tal sentido una realidad que no es evidente a simple vista, no es transparente a la percepción sensorial. Así encontramos el enmascaramiento de un conjunto de relaciones: entre la extorsión del trabajo y el salario, entre la plusvalía y la ganancia, entre la ganancia y el interés. Tales encubrimientos nublan el tejido social e histórico de las relaciones de producción capitalista.

Este proceso de "mistificación" del capital tiene que ver con la supeditación del análisis a la esfera de la circulación, de la distribución y el intercambio. En esta superficie de la realidad económica no se puede encontrar más que "apariencias", conduciendo a los capitalistas y sus agentes ideológicos al más burdo empirismo:

"(*)esta confusión de los teóricos revela mejor que nada como el capitalista práctico prisionero de la lucha de la competencia e imposibilitado para ahondar en modo alguno debajo de la superficie de sus fenómenos, tiene que sentirse incapaz para captar a través de las apariencias la verdadera esencia interior y la estructura interna de este proceso".

Ahora bien, en este caso no tan sólo se trata de un obstáculo que confrontan los burgueses en el proceso de conocimiento, sino que tal error, omisión o escamoteo epistemológico, es funcional al interés de justificar la dominación, de legitimar el lucro y la ganancia fundada en la explotación del trabajo. De tal forma que el hecho de que no se trascienda la apariencia, el nivel del dato empírico, la sacralización de la apariencia inmediata, no es un problema de "neutralidad axiológica", de objetividad científica. Los intereses de clase ocultan todo nexo o articulación del proceso de producción, y en tal sentido existe un esfuerzo por:

- "que a nivel de la fábrica, el proceso de trabajo sea concebido como un proceso "natural" o como un hecho tecnológico, sin considerar su articulación con el "proceso de valorización".

- que el salario siga mistificando la relación entre el trabajo necesario y el trabajo excedente.

- que la mercancía haga aparecer invertida la relación social, desapareciendo la distinción entre trabajo abstracto y trabajo concreto.

- que el dinero y el interés aparezcan automatizados, como dinero que crea dinero, y no como metamorfosis del trabajo cristalizado, riqueza abstracta que es generada por el trabajo".

Tal esfuerzo de encubrimiento y de apología por parte de los agentes Ideológicos burgueses es lo que justifica que nos veamos inexcusablemente comprometidos a investigar y debatir con seriedad, develando tales relaciones aparienciales, pues de lo contrario estaríamos bajo la supeditación de tales mistificaciones y por ende ayudando en la preservación del dominio del capital, facilitándole su legitimación ético-política.”

Esta precisión teórico-ideológica nos ha conducido a realizar un sistemático esfuerzo de problematización de los diversos enfoques sobre el cambio en el modelo productivo que hoy está en proceso de elaboración en el seno del gobierno bolivariano.

Específicamente hemos colocado el acento en debatir el nexo que tiene el proceso de trabajo con el proceso de valorización, puntualmente el aspecto interno de la relación salarial, relativo a la cuota de explotación o trabajo excedente, igualmente la subsunción real del trabajo como enajenación.

En esta compilación vamos a insistir en desvelar el velo apariencial que encubre la dominación capitalista y al mismo tiempo realizar la crítica de la tecnocracia que asume la fuerza de trabajo como “recurso humano” que se incorpora como un factor más de los costos de producción. Por eso a la hora de la “reducción de costo” existe un justificativo para penalizar a los trabajadores.

En esa dirección, hemos reivindicado el trabajo no como un factor indistinto de producción, sino ubicando a la fuerza de trabajo o trabajo vivo como la fuente real de la creación de nuevo valor y de igual manera planteando su liberación, lo que hace inexcusable superar el proceso enajenante que se da en el proceso inmediato de producción capitalista, por la contradicción en el proceso de trabajo y su extorsión:

1.- El proceso de trabajo es la base de la valorización, caracterizado por Marx como subsunción real del trabajo por el capital.

2.- En este proceso de valorización, las maquinarias y equipos ( capital constante ) no crean nuevo valor, sino que transfieren el valor cristalizado, denominado también “trabajo muerto”, trabajo acumulado, trabajo pretérito, trabajo objetivado.

3.- Lo que crea valor es sólo el “trabajo vivo” o fuerza de trabajo, ya que la máquina agrega el trabajo que ya posee.

4.- El proceso de trabajo en función de la valorización es un trabajo enajenado o alienado, donde el trabajador se enfrenta a la máquina, los productos y sus propios compañeros como algo “extraño

El doble vinculo entre subsunción real del trabajo en el capital y la enajenación, fue reseñado por Marx en diversas obras ( desde los Manuscritos Económico-filosóficos de 1844 hasta El Capital ) razón por la cual hemos compilado fragmentos de diversos textos donde se refleja esta problemática. Del mismo modo, reseñamos algunos autores que analizan los puntos de partida marxista sobre la subsunción real y la enajenación del trabajo.

Al enfatizar el tópico de la sumisión del trabajo a la búsqueda de la ganancia., queremos poner en evidencia el entramado de relaciones en el proceso de trabajo, sobre todo el de factura taylorista que predomina en nuestra industrias básicas.

Estos énfasis están justificados, porque cualquier intento de humanizar el trabajo y superar el proceso de valorización capitalista centrada en la extorsión del trabajo va a chocar inevitablemente con la llamada “ organización científica del trabajo” heredada del taylorismo, el fordismo y el neo-fordismo, por lo que hay que establecer las premisas de lo que va a ser el proceso de “reingeniería” que impulsa la propuesta socialista para no reproducir la lógica enajenante que hemos heredado en el proceso de trabajo. He aquí algunas de dichas premisas:

  • El trabajador al supeditarse a los equipos y maquinarias, asume un conjunto de tareas parceladas y empobrecedoras, las cuales debe repetir indefinidamente, como parte de sus funciones y adscripción de cargo, regida por prácticas operativas, legitimadas en normativas y en la propia contratación colectiva y en el tabulador.

  • La subsunción del trabajo en el capital, está respaldada por una determinada manera de entender y aplicar la ciencia y la tecnología, donde los paradigmas dominantes en el terreno del conocimiento o los saberes técnicos excluyen como no científico las habilidades y pericias del trabajador.

  • De esta manera se puede hablar de una subsunción del saber, ya que la experiencia del obrero y su “saber hacer” se hace rutinario y poco creativo, profundizando la diferencia entre la actividad manual e intelectual.

  • En el taylorismo, al disociar el saber de los trabajadores, aparece como obligado que este sea asumido por la gerencia, separando la dirección de la ejecución.

  • Este es un rasgo fundante de la enajenación del trabajo en las empresas básicas, porque el obrero ejecuta un trabajo parcelario y embrutecedor, con una enorme carga física y psíquica, en ambientes de alto riesgo y severidad, mientras una parte de la gerencia y de la administración monopoliza la tareas de dirección en un ambiente diferenciado.

  • El espacio donde se formula y se administra el proceso de trabajo es algo ajeno y distante del obrero, justificado por supuesto en normas técnicas que nadie discute.

  • Por ello, en la lucha contra la enajenación del trabajo es necesario no sólo cambiar de enfoques y paradigmas técnicos, sino igualmente asumir la reestructuración organizativa de nuestras empresas, dándole otro sentido a las diversas ingenierías, a la planificación y la administración, tal como lo hemos venido planteando en el proceso cogestionario de CVG-ALCASA.

Esa última perspectiva nos ha animado a recopilar los materiales que a continuación presentamos, como una nueva contribución al proceso investigativo y de discusión que estamos promoviendo en la CVG y el MIBAM.


domingo, 22 de abril de 2007

y aprendió......

La democracia socialista es una democracia contra - hegemónica

Javier Biardeau R.*

Es necesario volver a insistir, con la distancia histórica, sobre las cuestiones democráticas en la revolución socialista, no para rehacer la historia, sino para formular teóricamente los problemas a los que se han enfrentado los pioneros del socialismo y para asimilar sus lecciones. Sin la conjunción entre socialismo y democracia, cualquier revolución conduce al despotismo. Pero, ¿Cuál democracia? ¿Acaso el canon democrático del modelo elitista-liberal? ¿Acaso una democracia que ponga en cuestión permanente la separación histórica entre gobernantes y gobernados?

Una sociedad no está unificada como un todo, incluso tras el derrocamiento, la descomposición o el derrumbe del antiguo orden; por tanto, no se puede pretender socializar el estado por decretos sin correr el riesgo de estatizar la sociedad. La viabilidad del Socialismo se construye simultáneamente con la construcción del poder popular. Otra vía conduce al colectivismo oligárquico. Y este riesgo se denomina Estadolatria, idolatrar el Estado, a sus órganos y representantes. Una teoría crítica radical es una crítica radical a cualquier forma de fetichismo institucional, por tanto, no basta con nacionalizar ni con decretar, se trata de edificar un poder popular contra-hegemónico de las multitudes en movimiento.

Porque la sociedad no está unificada como un todo, los sindicatos y los movimientos sociales deben permanecer independientes en relación al estado y a los partidos, los partidos independientes en relación al estado. Autonomía organizativa a pesar de las sintonías con los principios estratégicos que orientan un Gobierno Revolucionario. Las contradicciones entre los intereses existentes en la sociedad deben poder ser expresados por una prensa independiente, sin censuras ni restricciones de opinión, y por una pluralidad de formas de delegación y representación. No hay socialismo sin conflicto de intereses, y por tanto sin una metódica democrática de gestión política de los conflictos.

Es también por ello que la autonomía de la forma y de la norma jurídica debe garantizar que el derecho no se reduce a arbitrariedad perennizada de la fuerza, de la razón de Estado. La defensa del pluralismo político socialista no es por tanto una cuestión de circunstancias, sino una condición esencial de la democracia socialista. Es la conclusión que Trotsky y Rosa Luxemburgo, cada cual a su manera, de la experiencia en La Revolución Rusa: “En realidad las clases son heterogéneas, desgarradas por antagonismos internos, y no llegan a fines comunes más que por la lucha de las tendencias, de los agrupamientos y de los partidos”, dice Trotsky en la Revolución traicionada.

Esto quiere decir que la voluntad colectiva no puede expresarse más que a través de un proceso electoral libre, cualesquiera que sean sus formas institucionales, combinando democracia participativa y democracia representativa, como lo ha resaltado el último Poulantzas antes de su trágica partida. Sin constituir una garantía absoluta contra la burocratización y los peligros profesionales del poder, del poder de la tecno-burocracia, pública o privada, pueden sin embargo desprenderse algunas respuestas y orientaciones de la experiencia:

a) La distinción de las clases, de los partidos y del estado, debe traducirse en el reconocimiento del pluralismo político, sindical y social, como única forma de permitir la confrontación de programas y de opciones alternativas sobre todas las grandes cuestiones de sociedad, y no el simple intercambio de puntos de vista provenientes de las instancias locales del poder.

b) Una forma de democracia que combine consejos de producción y consejos territoriales, con una expresión directa y un derecho de control, no solo de los partidos, sino de los sindicatos, asociaciones, movimientos sociales, de mujeres, consumidores, indígenas, etc.

c) La responsabilidad y la revocabilidad de los electos por quienes les han elegido, y no un mandato imperativo que bloquearía toda función deliberativa de las asambleas elegidas.

d) La limitación de la acumulación y de la renovación de los mandatos electivos y la limitación del salario del electo a nivel del obrero/a cualificado/a o del empleado/a de los servicios públicos, a fin de restringir la personalización y la profesionalización del poder.

e) La descentralización del poder y la redistribución e las competencias a nivel local, regional, o nacional más cercano a los ciudadanos, con el derecho de veto suspensivo de las instancias inferiores sobre las decisiones que les afecten directamente y posible recurso a referendums de iniciativa popular.

f) Una democracia de los productores libremente asociados es perfectamente compatible con el ejercicio del sufragio universal. Consejos comunales o asambleas populares territoriales pueden estar formados de representantes de las unidades de trabajo y de habitación y someter toda decisión importante al voto de las poblaciones concernidas. Experiencias recientes, como la de Polonia en 1980-1981, la de Nicaragua en 1984, han puesto al orden del día la posibilidad de un sistema de dos cámaras, una elegida directamente mediante el sufragio universal, la otra representando directamente a los sectores sociales: obreros, los campesinos, indígenas, estudiantes, intelectuales, profesionales, científicos y técnicos, pequeños y medianos empresarios nacionales, y más ampliamente las diferentes formas asociativas del poder popular.

Esta respuesta satisface teóricamente a la vez la exigencia de elecciones generales y la preocupación por la democracia del poder popular lo más directa posible. Permite no confundir por decreto la realidad de la sociedad y la esfera del estado, llamada a ir debilitándose a medida que se desarrolla, se extiende y se generaliza la autogestión. Se trata de la disolución del Estado en el poder popular, a través de la democratización extensiva e intensiva, reconociendo las limitaciones de las circunstancias históricas y de las amenazas que requieren de un nuevo esfuerzo de defensa integral de la soberanía nacional.

Estas grandes orientaciones resumen las lecciones de una historia dolorosa. No constituyen ni un arma absoluta contra los peligros profesionales del poder, ni una receta para cada situación concreta. Toda la experiencia histórica en cambio confirma la advertencia lanzada por Rosa Luxemburg en 1918: “Sin elecciones generales, sin una libertad de la prensa y de reunión ilimitada, sin una lucha de opinión libre, la vida se apaga en todas las instituciones públicas, vegeta, y la burocracia sigue siendo el único elemento activo” (La Revolución Rusa).

La democracia más amplia en el socialismo es inseparablemente una cuestión de libertad personal y de liberación social, además de una condición de eficacia económica de las empresas autogestionarias de producción social: solo ella puede permitir una superioridad de la planificación autogestionaria, democrática, estratégica, sobre los automatismos del mercado y los decretos de la planificación centralista del Estado. De allí que la democracia socialista sea una democracia contra-hegemónica.

Fuente: http://www.aporrea.org/ideologia/a33635.html

viernes, 20 de abril de 2007

La Emancipación del Trabajo como base del programa Socialista

Carlos Lanz Rodríguez

I.- LAS INTERROGANTES SOBRE LA CONSTRUCCIÓN SOCIALISTA

En la actual coyuntura que vive la revolución venezolana se viene generando un clima de debate y reflexión en torno al socialismo, proceso éste donde se comienza a presentar las diversas concepciones, teorías, experiencias, sueños y esperanzas, en torno al cambio revolucionario .

Se trata de un debate inconcluso en el seno de los revolucionarios no sólo en Venezuela sino en todo el mundo, el cual ha cobrado fuerza en diversos momentos y ha producido montones de artículos, textos, sin dejar de dejar de señalar la ola de sanciones, expulsiones, excomuniones y otros expedientes propios de la burocracia partidista que silenció cualquier discrepancia con el dogma oficial del momento. Esto es harto conocido y puede rastrearse documentalmente en las historias de las Internacionales Comunistas o trotskistas, y en los diversos agrupamiento consulares en los que se dividió la izquierda mundialmente

En tal sentido, la pregunta . ¿ Cual Socialismo ? nos señala la inmensa responsabilidad intelectual que demanda el debate actual, donde la cuestión del socialismo no se puede simplificar ni banalizar, así como tampoco debemos reproducir el dogmatismo-empirismo.

En relación a esta última pareja epistemológica, también podemos señalar por experiencia que la simple repetición de recetas y categorías aplicadas mecánicamente y su combinación con el tareismo no puede conducir sino al fracaso, unas premisas no contextualizadas históricamente amarradas con una práctica ciega, conduce al oportunismo ideológico.

Por otro lado hoy se puede reconstruir como el marxismo soviético, no fue más que una determinada manera de entender los aportes de Marx, donde estaban ausentes varios trabajos de este autor considerados como no “científicos”, “obras juveniles”, entre ellos los Manuscritos Económicos-Filosóficos de 1844, los Grundrisse, el Capítulo VI Inédito de El Capital, entre otros.. Precisamente, se trataba de aquellos escritos donde Marx desarrolla la crítica de la economía política desde una perspectiva humanista, condenando la explotación del trabajo desde el proceso inmediato de producción. Esta última lectura de Marx no permite justificar en su nombre la adopción de un “modelo de acumulación socialista”, ni la aplicación de la Ley del Valor-Trabajo en la construcción de la nueva sociedad, muchos menos pudiese justificar un concepto de productividad de base taylorista tal como lo desarrollaron los soviéticos .

En esa dirección, particular importancia posee las investigaciones planteadas sobre el CAPITULO VI INEDITO DE EL CAPITAL, donde el Marx definido como “maduro” reitera la crítica a la enajenación del trabajo, condena la sumisión del trabajo al capital a partir del proceso inmediato de producción, reivindica el humanismo y la subjetividad del trabajo como emancipación, tal como lo había sostenido en sus escritos llamados de “juventud”, como son los Manuscritos Económicos-Filosóficos de 1844 y otros trabajos.

Algún lector no consustanciado con tal referencia bibliográfica ni con sus implicaciones en la construcción socialista, puede pensar que se trata de una problemática teoricista, propia de académicos.

Sostengo que este es un nudo crítico de cualquier cambio revolucionario, es decir, definir estos aspectos de lecturas es básico en la superación del capitalismo. Los soviéticos no sólo fracasaron por las prácticas burocráticas del partido, sino porque reprodujeron la lógica de la acumulación capitalista en una óptica economicista y tecnocrática: no eliminaron la extorsión del trabajo, aplicaron los desarrollos científico-técnico sin crítica, adoptaron el taylorismo bautizado para la época como “stavjonismo”.

Esta reflexión no es gratuita porque en Venezuela hay grupos e individualidades identificadas con el marxismo soviético que quieren un “socialismo científico” fundado en el desarrollo de las fuerzas productivas, en la aplicación de la ciencia y la tecnología sin discusión, en la perpetuación de la división social del trabajo.

El aspecto dilemático del socialismo como negación del capitalismo, es la superación de la Ley del Valor, como teoría y práctica de la explotación del trabajo, hoy por hoy la clave es eliminar la enajenación del obrero que vive las consecuencias de la fragmentación de la tarea.

De allí, la urgencia de responder las siguientes 5 preguntas:

1.- ¿ Puede construirse el socialismo manteniendo la contradicción entre el proceso de trabajo y la valorización o aceptando la primacía del valor de cambio por encima del valor de uso ?

2.- ¿ Puede construirse el socialismo sin poner en discusión la obtención de plusvalía, el pillaje legalizado del plustrabajo, trabajo excedente o trabajo no pagado al obrero ?

3.- ¿ Puede construirse el socialismo aceptando los paradigmas industriales propios del capitalismo, como son el taylorismo, el fordismo o el neofordismo?

4.- ¿ Puede construirse el socialismo partiendo de la concepción de la productividad del trabajo que se fundamenta en la parcelación del saber y de la tarea, es decir, en la profundización de la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual del obrero ?

5.- ¿ De qué socialismo estamos hablando ? ¿Capitalismo de Estado ?

Esta son interrogantes que demandan respuestas por parte de los revolucionarios que creemos en el socialismo. No responderlas es reproducir la vieja conseja gatopardiana: CAMBIAR PARA QUE NADA CAMBIE.

II.-LA ANATOMIA DEL CAPITALISMO SEGÚN LA CRITICA DE LA ECONOMIA MARXISTA

Marx ubicó la raíz genética del actual cuadro de explotación planetaria y puntualizó sus características:
<>


1.- Contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones
de producción.


2.- Contradicción entre la producción social y la apropiación individual de la
riqueza.

3.-Contradicción entre el trabajo abstracto y el trabajo concreto

4.-Contradicción entre el valor de uso y valor de cambio.

5.-Contradicción entre el trabajo manual y el trabajo intelectual.

Como la producción capitalista no está dirigida a satisfacer necesidades colectivas, como actividad consciente y planificada democráticamente, donde la economía esté al servicio del ser humano, todo el proceso está modelado por el comportamiento de la tasa de ganancia y su apropiación privada. La dinámica de la cuota de ganancia y su tendencia a decrecer, hacen que el capitalista siga el hilo de este comportamiento: invierte o ahorra según los indicadores de rentabilidad. Por ejemplo, si la tasa de interés es mayor que la tasa de ganancia en la agricultura, jamás va a invertir en este sector. Al contrario, se va concentrar en el negocio especulativo.

En consecuencia, a partir de esta lógica esencial del capitalismo, se producen un conjunto de deformaciones estructurales, entre las que destacan:

1. Anarquía en la producción: no hay equilibrio entre producción, distribución y consumo de bienes y servicios

2. Distorsiones sectoriales: no hay armonía entre la agricultura, la industria y el comercio.

3. Sobreproducción de mercancía y subconsumo: se produce de una manera irracional un conjunto de bienes que no tienen compradores, ya que hay poca capacidad adquisitiva de la población.

En la actual coyuntura histórica, estamos presenciando el desarrollo de diversas manifestaciones de la crisis orgánica del capitalismo a partir de las anteriores insuficiencias estructurales. Es muy común oír hablar de recesión, inflación, y más sofisticadamente se han acuñado términos como Stagflaction para caracterizar el proceso de alza de precio con estancamiento de la producción o slumpflaction para señalizar la subida de precio con retroceso en la producción
Sin embargo; el curso hacia el derrumbe que sigue la crisis capitalista por el comportamiento de la tasa de ganancia y su impacto en las deformaciones estructurales, no es mecánico ni automático. Carlos Marx, evaluó un conjunto de contratendencias a la caída de la tasa de ganancia, las cuales han sido aplicadas por el capital como parte de los paquetes anti-crisis:

1.-Incremento de la explotación del trabajo, ya sea extendiendo la jornada de trabajo o intensificando el ritmo de la misma. Esta estrategia choca con la resistencia de los trabajadores y con los límites que genera el desempleo tecnológico.

2.-Desvalorización del salario, reduciendo el costo de reproducción de la fuerza de trabajo, eliminando la contratación colectiva y la seguridad social.

3.-Desvalorización del capital constante, depreciando prematuramente maquinarias y equipos. Contemporáneamente ha surgido la tendencia conocida como OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

4.-Aceleración de la velocidad de circulación de la mercancía, mejorando el sistema de transporte, comunicaciones, distribución, comercialización y mercadeo. De aquí también emerge la TERCIARIZACIÓN DE LA MERCANCÍA ( es decir, predominio del sector de servicio y el comercio en relación con la industria y la agricultura ), donde el conocimiento y la información pasan a jugar un rol estelar.

5.-Conquista de nuevos mercados y apropiación de materia prima de los países colonizados. El capital, históricamente ha empleado estas diversas estrategias para salir de la crisis. En cada coyuntura o momento político ha prevalecido alguna de ellas, siempre en correspondencia con las fuerzas con que cuentan los oponentes. Por ejemplo, el grado de conciencia y movilización de los trabajadores ha frenado la extensión de la jornada de trabajo y ha conquistado más bien su reducción. La propia competencia entre las diversas fracciones del capital, las disputa entre las naciones imperialistas, las luchas de liberación nacional que han emprendido los pueblos, han hecho fracasar muchas de estas políticas anti-crisis. Pero hay una constante histórica, el imperio no ha vacilado en emplear elementos EXTRAECONÒMICOS (violencia y coerción policial – militar) para salir de la crisis, como es el caso de la guerra de rapiña e intervención militar como mecanismos de regulación de la crisis. Por esto se hace indispensable caracterizar la violencia institucional, el terrorismo de Estado, la guerra de baja intensidad o la actual doctrina de “guerra preventiva”, como los nuevos mecanismos que emplea el imperio para intentar relanzar hacia arriba la tasa de ganancia de algunas franjas del capital monopolista internacional, conduciendo a un proceso de mayor concentración y centralización de la propiedad.

El conjunto de contratendencias a la caída de la tasa de ganancia que examinamos con anterioridad, es la fundamentación de las políticas neoliberales, ya que se articula con sus premisas esenciales:

1. Flexibilización del trabajo, buscando incrementar la explotación y desvalorizar el salario

2. Privatización de los servicios públicos y empresas del estado, afectando la seguridad social.

3. Reducción del Gasto Público en salud, educación, transporte, etc.

4. Apertura internacional, para permitir el flujo de capitales, acelerando la velocidad de rotación de los mismos. Para ello requieren abolir las barreras proteccionistas de los países dominados, pero manteniendo los del imperio.

5. Control de las materias primas y de los recursos naturales de los países del llamado Tercer Mundo.

6. Imposición de gustos y patrones de consumo para facilitar la realización de las mercancías globalizadas.

7. Homogenización cultural, eliminando la diversidad étnica e incrementando el endorracismo y el desarraigo.

III. LA EMANCIPACION DEL TRABAJO COMO COMPONENTE BASICO DEL SOCIALISMO REVOLUCIONARIO
Las anteriores características del régimen de producción capitalista, son relaciones de producción que pueden transformarse emancipando el trabajo:

1.- Eliminación de la separación entre los trabajadores o productores y las condiciones objetivas ( medios de producción y de subsistencia ) a través de la posesión directa de dichos medios, autogestionado por asociación libre de productores.

2.- Sustitución de los valores de cambio por los valores de uso, eliminación de las categorías mercantiles y de las funciones del dinero. Producción orientada a satisfacer necesidades, reducir la jornada de trabajo y expandir el tiempo libre.

3.- Superación de la contradicción entre el trabajo concreto y el trabajo abstracto, eliminación de la escisión entre el trabajo manual y el intelectual, impulsando el desarrollo multifacético de la capacidad productiva del trabajador, promoviendo el politecnismo en la formación profesional.
Realizar un proyecto de tal envergadura, implica cambios estructurales profundos, donde es necesario recorrer un periodo de transición.

A este periodo Marx lo definió como SOCIALISMO REVOLUCIONARIO, que en sus palabras consiste en un proceso dirigido a:
Eliminar las clases sociales y sus conflictos
Suprimir todas las relaciones de producción en que estas descansan
Liquidar todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción
Subvertir todas las ideas que brotan de esas relaciones sociales.
De la misma manera, Marx sostuvo que este sería un proceso PERMANENTE, queriendo decir ininterrumpido, y de CARÁCTER MUNDIAL.

IV.- HISTORICAMENTE LAS EXPERIENCIA SOCIALISTAS CONOCIDAS NO HAN PODIDO EMANCIPAR EL TRABAJO.

Cualquier balance que se haga de la llamada experiencia socialista o SOCIALISMO REAL, encontrará que tal proceso no se cumplió en ninguna de las premisas marxistas:

a.- No se suprimieron las relaciones de producción en que descansan las clases. En el capitalismo estas relaciones de producción son: RELACIONES DE APROPIACION PRIVADA DEL TRABAJO COLECTIVO Y DE LOS MEDIOS DE PRODUCCION, RELACIONES MERCANTILES Y DIVISION SOCIAL DEL TRABAJO.
La máxima modificación que se hizo en el régimen soviético, por ejemplo, fue la el cambio en la calificación jurídica de la propiedad, es decir, de la propiedad privada sobre los medios de producción se pasó a la propiedad estatal, dicho de otra manera, de un capitalismo individual se pasó a un capitalismo de Estado, corporativo.

b.- Las relaciones mercantiles fundadas en la Ley de valor-trabajo ( dinero, salario, precio, ganancia ) siguieron teniendo vigencia aunque se postuló que estas cambiaban de carácter y que sólo ayudaban a la contabilidad.

c.- La división social del trabajo no se puso en discusión, sino que se desarrolló aún más, copiando las experiencias de gestión capitalistas como el taylorismo, de la misma manera se asumió la tecnocracia sin crítica, en nombre de la “neutralidad de la ciencia”.

d.- No se subvirtieron los valores que brotan de las relaciones de producción capitalistas, sino que se perpetuaron hábitos y costumbres burguesas. Una de las conclusiones de tal enfoque, es la priorización del desarrollo de las fuerzas productivas con un enfoque tecnocrático, subestimando el papel de las relaciones de producción (formas de propiedad, relaciones mercantiles, división del trabajo)los valores y costumbres de los actores involucrados en el proceso.

e.- No se hizo la revolución permanente, sino que se planteó la revolución por etapa, como un proceso mecánico, incorporándole una serie de fases o períodos ( democrático-burgués, liberación nacional, democracia popular ) donde lo que se logró fue postergar los cambios fundamentales.

En tal sentido, pudimos reafirmar algunos postulados que son claves interpretativas del fracaso del marxismo soviético y su desarrollo en el llamado “ socialismo real”:

1.- En la URSS no hubo socialismo, sino capitalismo de Estado, al no superar el conjunto de relaciones de producción del capitalismo, más puntualmente, al dejar intacta la separación entre el trabajo manual y el trabajo intelectual, la separación ciudad-campo, la separación y fragmentación de la tarea en nombre del progreso científico y el desarrollo tecnológico.

2.- Esto ocurre porque en el propio marxismo hay incrustaciones positivistas, las cuales fueron oficializadas por la Academia de Ciencias de la URSS.

3.- Parte de los sesgos economicistas y tecnocráticos del socialismo real, es responsabilidad de Lenin cuando a través de la Nueva Política Económica (NEP) le rindió culto a los técnicos burgueses, haciendo una apología del enfoque taylorista ( modificaciones de las normas de rendimiento del trabajo elaboradas por Taylor, aplicando técnicas “científicas” ) lo que en Rusia se llamó “stavjonismo”, como estrategia para elevar la productividad del trabajo “ socialista”

4.- Para el marxismo soviético, la división social del trabajo, se convirtió en una especie de antropología del trabajo casi “natural”, es decir, propia del ser humano en cualquier sociedad, tal como lo planteó Adams Smith o puede generar algunas patologías al estilo de Durkheim, pero al fin y al cabo el progreso técnico esta asociado a la especialización en el saber y hacer.

5.- Hoy es compresible el hecho de que la burocracia del partido y del Estado, no podían atacar esta relación, sin colocar en entredicho su propia legitimidad, tanto política como institucional. De lo cual resulta que no es una pura casualidad que todos los burócratas del mundo se hallan hechos los locos frente al proceso enajenador que tiene como raíz la división social del trabajo.

6.- Cualquier revolución que se proponga superar el capitalismo, tiene que saldar cuenta con esta herencia ideológica que nos dejó este tipo de enfoque y práctica social, realizada en nombre del socialismo
Por este conjunto de razones, es indispensable asumir una postura crítica frente al capitalismo de Estado, que en la literatura de cierta izquierda cuando examina la experiencia soviética, la caracterizó como “socialista”.

V LA SUPERACION DE LA DIVISION DEL TRABAJO, COMO FUNDAMENTO DE LA EMANCIPACION DEL TRABAJO .

“Dado que el objetivo de la emancipación socialista es la superación radical de la división social jerárquica del trabajo heredada, importa muchísimo cómo pueden las formas de mediación material transicionales emprender de manera efectiva la tarea de reestructurar el marco metabólico de la sociedad posrevolucionaria….la toma de decisiones jerárquica legada por el pasado, condena al proyecto socialista, en el mejor de los casos, al estancamiento si no a la recesión y la involución…”


Istvan Meszaros.
MAS ALLA DEL CAPITAL

En la experiencia del SOCIALISMO REAL reseñada, al no combatir coherentemente las relaciones de producción capitalista ( en particular el olvido de las implicaciones de la división social del trabajo como ya observamos en las anteriores líneas de este trabajo) se reprodujeron al interior del Estado, del partido, de las organizaciones de masas y de las sociedad en su conjunto, una serie de contradicciones:


1.- Separación entre la sociedad política y la sociedad civil

2.- Conflictos entre la ciudad y el campo

3.- Divorcio entre dirigente y dirigido, elector-elegido.

Como dijimos con anterioridad y es bueno recalcarlo por la carga ideológica que tiene para la izquierda venezolana, en la Unión Soviética se perpetuó la división social del trabajo, bajo el pretexto de la Nueva Política Económica ( NEP )impulsada por Lenin al comienzo de la revolución, donde se planteó utilizar los avances científicos-técnicos aportados por el capital, incluidos sus técnicos y especialistas. Lo que pudo ser unas condiciones impuestas por una coyuntura histórica específicas, se convirtió en una ley de la construcción socialista, donde se legitimó la burocracia, el monopolio y la jerarquía del saber en manos de la EXPERTOCRACIA.

Aquí se desconoció que las relaciones de producción no son METAFORAS, sino que comportan tanto una PRACTICA MATERIAL ( formas de propiedad, relaciones mercantiles, división del trabajo ) COMO UNA RACIONALIDAD ( formas de saber, representaciones, significados ). En este marco enajenador se generan múltiples prácticas:

a.- La apropiación egoísta de la producción material y simbólica.

b.- La competencia por la distribución y consumo de la producción social

c.- La división de tarea, funciones y roles que surgen del divorcio entre las actividades manuales e intelectuales.
La división entre el trabajo manual y el intelectual, como rasgo constitutivo de la división del trabajo en el capitalismo, posee diversas derivaciones:
Contradicción entre la teoría y la práctica, separación entre el saber y el hacer.
Dualismo sujeto-objeto, conflicto entre la subjetividad y la objetividad.
Fragmentación y atomización teórico-práctica, parcelación y simplificación de la tarea como lo hace el taylorismo.
Jerarquías y especializaciones, que consagran a la expertocracia y niegan el dialogo de saberes.

Estas derivaciones de la División Social del Trabajo la encontramos en el conjunto de las relaciones sociales en nuestra sociedad y sus consecuencias enajenadoras (divisiones, extrañamientos, separaciones, divorcios, contradicciones) cotidianamente están vivitas y coleando en diversas instituciones: Estado, Fábrica, Escuela, Parlamento, Sindicato, Partido, generando por supuesto la burocracia, el burocratismo y la burocratización.

Esta raíz histórico-social ( la división social del trabajo capitalista) de la burocracia de rutina se ignora en los análisis y propuestas anti-burocráticas, acudiendo a las simplificaciones: es un problema de cargos y organigramas, en otros casos se limita al tópico de la honestidad y compromiso de hombres y mujeres. Sin desconocer la incidencia de estos factores, hasta nuevo aviso esta focalización es inadecuada porque no asume la crítica y el desmontaje de las relaciones de producción capitalista, específicamente como hemos señalado la división del trabajo que es un relación suprapersonal, queriendo decir que está adosada a la estructura del capital no en el sujeto social.

Esta puntualización nos conduce a globalizar el análisis de la burocracia, ubicando sus múltiples determinaciones:
Existe una génesis o raíz de la burocracia: la división social de trabajo capitalista.
También existe una estructura como soporte simbólico y material de la burocracia, partiendo de esta división del trabajo: normas jerárquicas, funciones escindidas, tareas parceladas.
Están los sujetos sociales (individuos, capas sociales, clases, etnias) que interactúan en este contexto, que producen y reproducen esta relación de dominación.
A partir de esta caracterización, podemos proponer el siguiente mapa conceptual: el concepto burocracia referido a su génesis, burocratismo atinente a la estructura, burocratización como amenaza permanente que surge del proceso.
En tal sentido el combate al fenómeno burocrático hay que darlo en diversos frentes de batalla: génesis, estructura, sujetos, proceso.
Esta categorización hace compresible entonces, las limitaciones que hemos conocido cuando nos enfrentamos a la burocracia con un enfoque simplista:

a.- En muchas ocasiones el esfuerzo se hace en cambiar al dirigente, confiando que esto es suficiente para resolver el problema de la burocracia, pero al no atacar la raíz, enfrentar la estructura y prevenir los riesgos de la burocratización, se reproduce el fenómeno como algo fatal.

b.- De allí surgen los desengaños y la desesperanza: “se lo comió la estructura”, “se comporta como un burócrata”. “se echo a perder en el cargo”, “se le subieron los humos a la cabeza”.

c.- No es metafórica la existencia de una maquinaria burocrática que puede moler las mejoras intensiones e inutilizar dirigentes honestos y comprometidos.
Mirando la incidencia de la división del trabajo en el “agotamiento” de la política ( como concreción de la politiquería ) encontraremos que esta relación de producción capitalista ( separación sociedad política-sociedad civil, diferencia entre lo público y lo privado, distancia entre dirigente-dirigido, conflicto entre elector-elegido ) favoreció la autonomización de lo POLITICO, como una actividad especializada en manos de expertos, apareciendo las TECNOESTRUCTURAS O MAQUINARIAS BUROCRATIZADAS que secuestraron la soberanía política de los trabajadores, generando el desencanto y el malestar en torno a lo “político”.
Tal enajenación política, tiene que ver con la producción de los bienes materiales, y por supuesto, con diversos componentes culturales, pero la intermediación que realizan los funcionarios, gestores y delegados, posee también sus raíces en una forma muy peculiar de hacer política:

Bajo el sello de la burocracia, la “política” es una actividad separada del hombre común (separación entre la sociedad política y la sociedad civil) convirtiéndose en una especie de carrera para obtener privilegios y disfrutar de prebendas por parte de unos pocos. De allí el conocido clientelismo partidista, el nepotismo, la carguistis. En consecuencia, sobre el político existe un manto de sospecha como farsante, sucio, estafador, demagogo, oportunista. La desvalorización de la palabra empeñada, hace posible que cunda el escepticismo sobre la política, surgiendo la actitud de no creer en nada ni en nadie Una de las derivaciones de esta matriz cultural, la encontramos en el secuestro de la soberanía política, las estrategias fraudulentas y el electoralismo:

1.· Seudoparticipación, ya que el locus de la democracia se coloca en el acto electoral, donde se vota pero no se decide. De allí la caricatura del verbo participar : Yo participo, tú participas, nosotros participamos, OTROS DECIDEN.

2·- Ganar elecciones con trampas, donde se incluye desde las imposturas en la imagen personal, pasando por los discursos y las promesas vacías, y terminando en el uso de procedimientos para alterar o desconocer resultados.

3.· La política adquiere rasgos de baratija, que se cambia libremente en el mercado. Por ello la importancia del raiting, los centimetrajes de prensa. El contenido real es sustituido por la forma, imágenes, símbolos, números, predominando lo apariencial y lo efímero. Estamos frente a la escena política donde “todo vale”, incluido por supuesto la guerra sucia.
De allí que este planteado superar las raíces estructurales de tal proceso:
La eliminación de la enajenación del trabajo y sus productos, es la única manera de superar la ENAJENACION POLITICA.

De esta forma LA SOCIEDAD CIVIL PUEDE ADSORVER LA SOCIEDAD POLITICA , haciéndose innecesaria la intermediación del burócrata o de la expertocracia que sustituye al ciudadano común en la función de gobernar. La política como actividad separada no se justifica, y en consecuencia, LA BUROCRACIA MUERE , porque no tiene justificación material ni simbólica.

La superación de la enajenación política involucra el desarrollo de una NUEVA CULTURA POLITICA, una nueva manera de “decir y hacer la política” como lo plantean los zapatistas:
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