miércoles, 19 de diciembre de 2007

El dilema de Chávez

El dilema de Chávez

Miradas múltiples para el diálogo



ANTONIO DONADO TOLOSA*


rlanz@cipost.org.ve


C uando Chávez pretendió desatar el nudo gordiano de las urnas, aceptando el triunfo del No, imprimió una huella gigantesca en la historia por venir de Venezuela, de cara al futuro que debemos construir. Esta proposición afirmativa tiene para nuestro análisis dos partes: la victoria del No y su reconocimiento por parte del Presidente, consecuente o no, en tanto conciencia, en tanto decantación ética de un hecho político. En política no hay absolutos, de allí que por encima de nuestros deseos la validación electoral del No tendría consecuencias sociopolíticas diametralmente opuestas, dependiendo obligatoriamente de la respuesta presidencial.

Credibilidad y sospecha son los términos de la fórmula ético-política que Chávez emplea como código universal para comprender la realidad, tomar decisiones y valorar las consecuencias de su acción, y que hasta ahora siempre lo ha empujado hacia la vertiente trágica del drama político y del pathos en que se cuece el destino de los seres humanos: el peso de lo creíble, lo respetable, siempre ha de favorecer lo que él entiende y acepta, mas la sospecha, obligatoriamente, es el halo que envuelve todo lo demás, principalmente a ese otro que es distinto y se le opone: todo contradictor es fascista, golpista, amigo del imperialismo...

¿El Chávez que la madrugada del 3 de diciembre aceptó su derrota es un hombre que ahora es más razonable y que se encuentra en tránsito hacia una visión más integral, orgánica, desprejuiciada de su papel como jefe del Estado venezolano? Difícil pronosticarlo.

En el tablero donde ha jugado sus dados cargados de la sospecha y la falta de credibilidad que le merece toda persona u objeto conceptual que se le oponga, aparecen como sus últimos enemigos la Iglesia católica, la empresa privada, la Universidad y los medios de comunicación no oficialistas. La debilidad de Chávez es la connatural incapacidad que presenta la cultura militar para entender la naturaleza y misión de esas instituciones en un mundo que busca intuitivamente el equilibrio entre la tradición y la innovación, entre la libertad individual y la solidaridad social, entre un Estado regulador y un estado promotor, entre la responsabilidad moral del conocimiento y la autonomía creativa e investigativa, entre la paz social y la paz espiritual, entre la productividad económica y la justicia social.

Si Chávez tiene algo que aportar que sea perdurable o al menos importante en el foro universal abierto para ventilar razones, experiencias y argumentos en esta dirección de afirmación humanística, deberá comenzar por distinguir que la Iglesia católica no es una acción en Wall Street o en la Bolsa de Caracas.

Hacia el horizonte del trabajo, deberá con urgencia comprender, a partir de su propia experiencia de gobernante, que más daño hace a la productividad económica la corrupción de la burocracia innecesariamente intervencionista que la rapacidad crematística de la oligarquía.

En su juicio sobre la Universidad ha de valorar que ha sido la columna vertebral de la cultura occidental desde la Edad Media, la matriz donde se ha gestado todo aquello que nos permite una vida menos salvaje y primitiva, y comprender que sus frutos requieren de elementos que nutran la creatividad y la libertad, aunque siempre sea posible separar la mala hierba del trigo, cosa posible en la cosecha pero no en el crecimiento.

Finalmente, en relación con los medios de comunicación, él mismo ha de contribuir para que regresen a su rol de informadores y orientadores de la opinión, particularmente los medios audiovisuales que tienen el poder tecnológico para invadir y usurpar las mentes y la vida privada de los seres humanos, de preferencia las mentes de los más jóvenes y su sagrado derecho a crecer como sujetos de valores y responsabilidad ética. Si el nuevo "por ahora" de Chávez significa insistir por el camino que ha demostrado ser un fracaso, y no aprende de sus experiencias y las de la humanidad reciente, entonces nos aguardan a todos días oscuros y estérilmente fríos, y su legado histórico será sumado a otros de ignominia y estupidez humanas.

*UCV

No hay comentarios.: