Hay tantas concepciones del socialismo que no hay manera de producir una definición del mismo que sea universalmente aceptable. Lo único común a todas ellas es que dicho sistema debe ser uno que privilegie el bienestar de las mayorías por encima de lo que los más poderosos consideran (correcta o incorrectamente) como sus propios intereses. Para el marxismo en general, el sistema en cuestión implica la administración de los sistemas de producción y la distribución de los bienes y servicios por parte del Estado, con el objeto de evitar (parcial o completamente) que una minoría de los ciudadanos poseedora de los medios de producción (burguesía) pueda explotar a una mayoría que se ve obligada a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario (proletariado), y para el leninismo en particular, políticamente dicho sistema debe consistir en la dictadura del proletariado. El pensamiento ácrata, por el contrario, sostiene que el socialismo implica el desmantelamiento del Estado, ya que éste automáticamente genera divisiones sociales y privilegios, y no hay manera de que pueda eludir las funciones que le son inherentes –y, tanto para los anarquistas en general como para los socialistas de tendencia democrática, la dictadura es la negación misma del socialismo. Desde el punto de vista económico, para el marxismo el término “socialismo” designa un sistema en el cual cada cual debe aportar según sus posibilidades y recibir beneficios económicos según lo aportado. Para Kropotkin, este principio es inaplicable en la medida en que los aportes económicos de los individuos son imponderables. Para la socialdemocracia, el socialismo no es más que un “Estado del bienestar” (Welfare State) en el cual se pecha a los más ricos para garantizar ingresos supuestamente justos y seguridad social para las mayorías. Finalmente, mientras que para muchos el socialismo es el sistema que existió en los países marxistas del siglo XX y su desmoronamiento demostró la inviabilidad de las alternativas al capitalismo, para otros lo que existió en esos países no fue más que una deformación burocrática del capitalismo de Estado, y su caída es motivo de celebración en la medida en que nos brinda la oportunidad de construir un socialismo digno del término. En nuestro segundo número de Humania del Sur, a propósito del llamado socialismo del siglo XXI, el muy controversial capítulo venezolano de la búsqueda socialista, ponemos en manos de nuestros lectores los trabajos de una serie de autores que desde muy distintas ópticas aportan su grano de arena al debate. El Dr. Franz Lee nos ubica en el ámbito del “socialismo científico”, comenzando con la distinción entre lo que son los pensamientos y escritos de un pensador y su posterior conversión en “doctrina” o “ismo”, siguiendo con la explicación de conceptos y tópicos como el materialismo histórico-dialéctico, la dialéctica como método, la interpretación materialista de la historia y la teoría y praxis de Marx, para terminar negando la tesis según la cual la misma sería “economicista”. El Dr. Silvio Villegas presenta algunos elementos para el debate sobre la construcción del socialismo en Venezuela –debate catalogado de “insensato” por el Dr. Luis Mata Mollejas, quien afirma que al centrarse la discusión en los aspectos teóricos, se ha descuidado peligrosamente las referencias a las circunstancias históricas concretas, olvidando la agenda política “deseable”–. En la ampliación del análisis acerca del intento de implantar un socialismo en Venezuela, la profesora Carmen Teresa García nos presenta la relación entre socialismo y mujeres desde una perspectiva de género –la cual no podemos obviar so pena de repetir errores pasados, como tampoco podemos obviar la interesante reflexión del profesor Elías Capriles acerca del ecosocialismo como vía al ecomunismo–. Según este autor, si el socialismo no es ecologista (frugal y con tecnologías ecológicas), incrementará la destrucción de la ecosfera, lo cual comprometerá seriamente nuestra supervivencia; por ello habla de la necesidad de una transformación total y hace observaciones destinadas a hacer viable lo que él llama la “revolución imprescindible”. El Dr. Ismael Cejas nos plantea las especificidades del socialismo chino e intenta responder a la pregunta de si es válido como modelo para el caso venezolano. Ya fuera de las preocupaciones de la realidad venezolana, el antropólogo e historiador de origen peruano, radicado en México, Ricardo Melgar, empeñado en alimentar nuestra memoria, se remonta al primer debate socialista en el seno de la lucha de los afroamericanos, mientras que el investigador africano Subí Lugemalila nos acerca a la experiencia socialista en África (Casos: Tanzania, Mozambique y Guinea-Bissau). En nuestra sección Caleidoscopio, contamos con el aporte de la internacionalista Elsa Cardozo, quien nos presenta un trabajo titulado: “Lo político en la integración”, el cual aporta importantes luces sobre la situación de la integración regional. Además, Rowena Hill, poeta, articulista, traductora y estudiosa de culturas orientales, nos regala la traducción de dos poemas inéditos de autores asiáticos. Finalmente, en nuestro espacio Diálogo con, María Gabriela Mata conversa con Alan Woods, político y escritor británico, dirigente de la llamada Corriente Marxista Internacional, autor y editor de la controversial página web In Defence of Marxism (www.marxist.com), e ideólogo de la campaña “Manos Fuera de Venezuela”. A nuestras secciones Documentos y Reseñas se suma en esta edición la sección Réplicas, la cual tiene como objetivo principal abrir espacio para el debate constructivo. Con la invitación para que hagan sus aportes a esta nueva iniciativa editorial que pretende ser puente de la Humania del Sur, nos despedimos hasta el próximo número.
Título: | Revista Humania del Sur |
Revista de Estudios Latinoamericanos, Africanos y Asiáticos | |
ISSN: | 1856-6812 |
Fecha: | enero - junio 2007 |
Numeración: | Año 2, No. 2 |
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