Javier Biardeau R.
En las bases sociales del llamado movimiento popular bolivariano, diversas tendencias de izquierda radical estiman que estamos en presencia de una coyuntura de flujo y avance revolucionario, en la cual es posible detectar fuerzas motrices y dirigentes de un cambio en dirección hacia un proyecto socialista, concebido de acuerdo a los parámetros clásicos del “socialismo histórico”: nacionalización y socialización de medios de producción fundamentales, modificación sustantiva del modo de distribución del excedente económico, transformación del Estado Burgués, ruptura con el latifundio, salto cualitativo de la conciencia de las clases populares, quiebre de la hegemonía ideológico-comunicacional de la oligarquía dominante, etc.
"Quienes pretendan decir que yo estoy siguiendo los
lineamientos de Fidel (Castro) no tienen ni idea de cómo avanzan los procesos
históricos". "Donde sí tenemos rodilla en tierra (somos intransigentes) es
con la propiedad social, a través de los medios de producción estratégicos
(...)".
"El petróleo no será privatizado nunca"."Nosotros respetamos la revolución cubana, a Fidel, que
es referencia moral, política, ideológica". Castro es "el César del socialismo y
de la dignidad" parafraseando una cita del independentista cubano José Martí
referida a su héroe predilecto del siglo XIX, Simón Bolívar."Cuba es Cuba y Venezuela es Venezuela. Bolivia es Bolivia en
su tiempo y su espacio", dijo, para enfatizar las diferencias en los procesos de
los tres gobiernos de izquierda.
Chávez justificó la rapidez de sus medidas apelando a su
formación militar: "Soy cuartelero. A mí me gusta la guerra, la guerra relámpago"Es decir, Chávez ha utilizado la metáfora de la “guerra relámpago” para impulsar lo que ha dado en llamar los motores constituyentes. Por otra parte, Heinz Dietrich ha declarado recientemente (19/02/2007) que la "Economía mixta es la vía al socialismo del siglo XXI". Dietrich está convencido de que estatizar la propiedad privada no lleva al socialismo. Aunque el Estado nacional tendría la función de ordenar las principales esferas de la vida social, la lógica del sistema económico estaría definida por la economía mundial actual, que está dominada por los principios del mercado, por lo que el avance hacia el socialismo del siglo XXI debe ser a través de un sistema mixto. También Dietrich afirma que “la única vía posible es una economía mixta, que tendría tres sujetos, el Estado, la empresa privada y la propiedad social, como cooperativas". Asímismo planteó que no se debe hacer la llamada "revolución por etapas", que implicaba la revolución industrial el fortalecimiento del capitalismo de estado, para luego llevar a cabo la socialista. "Eso nunca ha funcionado, de ahí que creo que en la medida que recuperas la economía, el bienestar de la gente, tienes que empezar a dar los primeros pasos hacia la civilización post-capitalista".
Comienzan a visibilizarse críticas al "capitalismo proteccionista de estado", lógicamente con su respectiva "democracia participativa”, planteando que esta última parece funcionar más como una democracia de tono “delegativo” con rasgos “plesbicitarios”. La concentración de poderes en la figura del jefe de Estado a través de la Ley Habilitante no parece acompañar un proceso de transferencia real de poder a las bases populares. Existe una peligrosa ambivalencia en este punto, dado que crea expectativas contradictorias de fortalecimiento del Estado como aparato y del poder popular como contra-estado.
Para los sectores de izquierda radical ha llegado la hora del socialismo, sin transiciones ni gradualismos. Se necesita una revolución que se encamine hacia un cambio completo de la sociedad. Para ello es indispensable eliminar la dominación que ha ejercido sobre nuestro pueblo la gran burguesía. En otras palabras, se tienen que expropiar las grandes empresas y proyectar y planificar la economía al servicio de los trabajadores. Se rechaza el sistema de mercado mixto, y el papel del capital monopólico. Para la izquierda radical, se estaría fortaleciendo las posiciones de sectores de derecha con el sistema de economía mixta, reforzando sus posiciones en el interior del estado. Se preguntan: ¿Qué camino es ese para llegar al socialismo?
Para la izquierda radical, la historia ha enseñado la imposibilidad de trabajar con la burguesía y al mismo tiempo generar un verdadero desarrollo. Sólo se estaría permitiendo el desarrollo de una “burguesía formalmente nacional”, pero articulada a los intereses transnacionales que penetran al propio aparato de Estado y a sus cuadros dirigentes. A través de toda la historia de la humanidad, para la izquierda radical, la clase dominante sólo ha perseguido sus intereses de acumulación de capital, incluso apoyando una retórica socialista.
La disyuntiva genera una tensión que apenas se está prefigurando, pero que es fundamental para comprender el devenir político actual, así como el carácter de los conflictos, posiciones y decisiones que aparecen en la escena política. Sin embargo, hacer predicciones en situaciones con estados nacientes es inconveniente e imprudente. Lo fundamental es identificar potenciales puntos de bifurcación.
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